miércoles, 21 de septiembre de 2011

En una plaza donde todos van

Por Fernando Grécò

He sentido algo extraño. Me ha nacido tras una fotografía. Nunca me ha pasado y, por un momento creí que yo era extraño, y al instante pensé que los esbozos de mi imaginación brillaban en el podio de la sensibilidad. Y es cuando decidí contarme, expresarles esto que yo viví.
En una plaza donde todos van, dos plantas forman parte del paisaje verde e indiferente, sin ser contempladas más que por mi vista, sin ser identificadas, más que por la fotografía, sin compañía. Tan solas, no lejanas; iguales, sin conocerse pero en la misma plaza. Buscando compañía, aplacándose sobre la incuria del tiempo. Extendiendo su presencia casi ausente por debajo de la tierra.
Hoy es un día dorado. Sus raíces se han tocado. Ha regado el cielo su terreno a una fértil unión. Que dichosa larga espera. Dos nuevas historias en el palco escénico de la negligencia. Sin pensarlo, hasta ellos se han enamorado en primavera.


No hay comentarios:

Publicar un comentario